martes, 23 de diciembre de 2014

Los 12 días de Navidad. Breve historia de un Nene y un Pavo.

“Ignoro quiénes fueron mis padres,
el sitio en que nací y la misión que estoy llamado
a realizar en este mundo. No sé, por lo tanto
de dónde vengo ni a dónde voy.”
Gustavo Adolfo Bécquer, Memorias de un pavo

Ilustración de Casús Olivas

Esta breve historia tiene lugar en casa de Abuelita, y si queremos ser precisos diremos que en su patio de tierra, lugar ideal para las aventuras y divertimentos de un vaquero solitario.

Día 1. Nene llegó y corrió directo al patio, como siempre. Pero detuvo su carrera en seco ¡un ser extraño invade el patio! ¿Lo sabrá Abuelita? ¡Hay que avisarle!
-¡Dbita, Dbita, ven! ¡pajadote feo nel patio!
-No, Nene, es un pavo
-¿Dbobo?
-No, pavo
-¡Aaah! ¡Dbobo!

Día 2. Aunque ya conoce su nombre, sigue siendo el intruso que invadió su patio y lo observa desde la ventana. Dbobo observa también. Y ahí están los dos, frente a frente, separados sólo por un cristal.

Día 3. ¿Qué hará en el patio? ¿Ya habrá probado las plantas? ¿Le gustaría jugar con Nene? Habrá que averiguarlo.

Día 4. Nene abre la puerta del patio y tímidamente llama.
-¿Dbobo? –al no obtener respuesta, da algunos pasos - ¿Dbobo? ¿Dbito?

Día 5. Al ver al plumífero picoteando y saboreando alegremente la tierra, Nene decide intervenir  con firmeza.

-¡Dbito, Dbito! ¡No dtome  tedda!
Dicho lo anterior, levantó con sus manitas el pico de Dbito y a punto estaba de continuar el regaño cuando fue desterrado a picotazos de su propio patio.

Día 6. Lo que un día es motivo de llanto; al otro, es el mayor orgullo. Nene no puede esperar para mostrar a Dbito sus curitas de indios y vaqueros. Por suerte para él, Abuelita lo acaba de alimentar y Dbito descansa echado junto al cristal.
-¡Dbito, midda! ¡Nene dbaquedo; dú, dbindio!
A Dbito no pareció interesarle la conversación, así que Nene se sentó junto a él para mostrarle cada uno de los dibujos de sus curitas. Al poco rato, Nene dormía la siesta matutina abrazado a una almohada de plumas. Y en un rato más, jugaba a los vaqueros con el indio que lo despertó a picotazos.

Día 7. Nene persigue Dbito, Dbito persigue Nene.

Día 8. Nene Dbaquedo pedsigue Dbito Dbindio. Dbito Dbindio codde mucho; Nene Dbaquedo, no tanto.

Día 9. Dbaquedo Nene y Dbindio Dbito, duelo de miradas a tres pasos; siesta, a un abrazo.

Día 10. Dbindio y Dbaquedo toman Dbibi de la paz, acompañado de un poco de tierra…

Día 11. Nene ayudó a Abuelita a decorar la casa para la fiesta de Nochebuena. Las galletitas navideñas  cumplieron su función de distraer a Nene en su búsqueda de Dbito. Lo mismo hicieron los cantos y juegos de la cena de Navidad, alegremente saboreada por Nene.

Día 12. El día de Navidad, el Niño Dios dejó a Nene un sombrero vaquero y un gran penacho que le recordó a su mejor amigo.
-¿Dbito?
- …
-¿Dbito?
- …
-¿Dbita? ¿Dbito?
-No está, pero dejó a un amigo -, contesta Abuelita mientras se pone el penacho y finge dar picotazos a Nene, que corre divertido hacia el patio, el lugar ideal para las aventuras y divertimentos de un vaquero y su Abuelita...


Publicado en el libro Fiestas de Yule, de Editorial Salto Mortal, Guadalajara México
Escrito por Luisa Amelia Bañuelos, mejor conocida por estos rumbos como La lechuza desvelada.
Ilustración de Casús Olivas

Puedes escuchar la lectura en voz alta en el siguiente enlace:

domingo, 21 de diciembre de 2014

Noche de Paz

Ilustración de L. E. Mitzy 
Papá no imaginó ¿o sí? lo que vendría con ese ¡niños, a decorar el árbol!

Los gemelos nunca imaginaron todo lo que había en las puertitas de la escalera.

Mamá no pudo entrar a la sala: esferas rodaban sobre el tapete; dos niños divertidos las aventaban desde una caja; el Rudy, envuelto en guirnaldas, producía un alegre cascabeleo al mover la cola y a ratos lo interrumpía para ladrar a las luces que prendían y apagaban en el que se convertiría en su nuevo refugio.

Mamá regañó a Papá con la mirada. Papá salvó a todos con una sonrisa.

Misteriosamente, los adornos cambiaban de lugar de un día para otro y algunos de ellos regresaban ligeramente mordisqueados al cada vez más ralo pino.

Mamá sospechaba, aunque nunca lo pudo comprobar, que de alguna manera los gemelos utilizaban la ramas como peldaños hacia el único adorno con el que todavía no jugaban. Y sus sospechas se confirmaron ¿o no? en Nochebuena.

Ocurrió que la tarde del 24 la estrella desapareció dejando unos desorientados reyes enredados en las ramas de un árbol caído sobre unos niños ya no tan divertidos, un recién atribulado padre y un perro fugitivo que esconde sus tesoros en la coladera del patio.

Mamá hubiera corrido a salvar la escena si el ruido de las esferas rotas, el grito del padre, el llanto de los niños, el chocar de las herramientas en la caja, el desarme de la coladera, los gruñidos del perro, el forcejear con el perro, el grito triunfal y las carcajadas tuviera la amplitud necesaria para ser escuchado en el salón de belleza.

Quienes sí escucharon a Mamá fueron Niños, Papá y Perro, que corrieron lo más lejos posible del mal-restaurado árbol guardando al tiempo las piezas irrescatables en un percudido costal. ¡Sonríe, Papá, sonríe!

Noche de amor. Que nada empañe la paz de los hogares ¿o sí?

Publicado en el periódico Mural de Guadalajara el día viernes 19 de diciembre del 2014
Escrito por Luisa Amelia Bañuelos, mejor conocida por estos rumbos como la lechuza desvelada
Puesdes escuchar la lectura del cuento en:

sábado, 20 de diciembre de 2014

Concierto Navideño


Ilustración de L. E. Mitzy
La tradición es clara: si quiere cenar,  un número ha de presentar. De Navidad se ha de tratar y no se vale rezongar.

Esto último, en clara alusión a la prima que siempre canta temas de películas de princesas o del primo rockero que improvisa solos de guitarra que ponen nerviosa a la abuela. Viéndolo bien, también podría referirse al tío que siempre declama El brindis del bohemio y lo repite íntegro en la cena de Año Nuevo.

Como primer número, la canción Hoy es Navidad, interpretada al piano con dos dedos por el primo en turno (esta pieza se repite cada año. Viene siendo una especie de iniciación en las costumbres familiares).

A continuación, el De tin marín de do pingüé navideño que designará al primo solista en la canción Mana maná.  (¿No habían dicho que el tema era estrictamente navideño? Ah, el coro lo hacen las ovejas del pesebre, no dije nada, continúen).

El tío Doroteo acompañado por sus hermanas, mejor conocidas como las tías, interpreta La muerte del pavo, pieza de ¿danza? musicalizada por el ensamble de aparato de sonido y solo de cazuela de otro de los tíos.

El tío de siempre reincide con su Bohemio, sólo que ahora lo recita junto al árbol y con un regalo en la mano.

El primo rockero se ha disfrazado de Grinch. El consejo familiar se reúne y delibera: ¿se le  dará por bueno o se queda sin postre? Sorpresivamente, es salvado por el voto de calidad de la abuela.

El abuelo debuta como tamborilero de su única nieta: una ex princesa que ahora lleva alas y vestido blanco. Ovejas, Grinch, pianista, bohemio, tías y pavo escuchan conmovidos: la voz de la prima es bonita, melodiosa, digna de un ángel. Y de una familia tan talentosa. La canción termina entre lágrimas, ovaciones y un entusiasta coro de primos que clama: ¡Cena, cena, cena!

Escrito por Luisa Amelia Bañuelos, por estos rumbos, mejor conocida como la lechuza desvelada
Ilustración, L. E. Mitzy

Publicado en el periódico Mural, de Guadalajara el miércoles 17 de diciembre del 2014

Si deseas escucharlo en su versión en audio:




sábado, 15 de noviembre de 2014

De vuelta a casa

Como regresar de un viaje.

O iniciar uno. 

Mejor aún: visitar la casa de campo, esa que está en algún lugar apartado de la civilización (y de los malandrines que se creen parte de ella).

Con todo y que está en un lugar apartado, se puede llegar en coche y dejarlo estacionado a la puerta con  un cierto descuido, como en las películas, o bajo un tejabancito lindo, tomado también de una película. Si se es más práctico, o se tiene prisa (y práctica), basta con querer apartarse (o acercarse) un poco.


Llego, contemplo la cabaña. Todo está en su lugar. Probablemente pasaron algunas amistades a saludar y muy repetuosamente dejaron todo en su sitio.

Se siente bien estar de vuelta. No sé por cuánto tiempo (me está gustando cada vez más la idea de que esta sea mi casa permanente). Por lo pronto, pasearé por las habitaciones, tal vez me reencuentre con aquel libro olvidado, o ese juguete perdido...

Quizás se conviertan en textos, quizás algunos de ellos sean publicables y otros, olvidables... Con esto de la literatura nunca se sabe. Bueno, una cosa sí sé: me gusta estar aquí y quien guste pasar a saludar es bienvenido (conté mal, son dos cosas, ustedes disculpen).

¡Mi casa es su casa!





domingo, 6 de abril de 2014

Selma, la oveja vs. los hombres grises

Oh, el tiempo, el tiempo...

Una de mis grandes ilusiones es tener tooodo el tiempo del mundo. Bueno, quizás no todo. El tiempo suficiente para alcanzar a hacer lo que me gusta, libre y sin prisas, con espacio para disfrutar, ese tiempo es el que quiero. Tal vez por eso alguna vez quise ser bruja. O vampiro. Tal vez por eso, contrario a lo que me han enseñado desde niña, estoy comenzando a creer en la reencarnación.

En alguna ocasión, en un taller de esos en los que visitas-a-tu-niño-interior-te-mueven-el-tapete-y-lloras, hubo una dinámica en la que teníamos que completar la frase si yo fuera libre... Mi lista de cosas salió larga y en aquel entonces, de alguna manera, decidí convertirla en una especie de lista de pendientes.

Fue así como reanudé mis caminatas urbanas, dejé de usar reloj, comencé a leer públicamente literatura infantil (antes era cierto tipo de placer culpable) y convertí a Selma, la oveja,  en uno de mis modelos a seguir.

Soy maestra y, de cierta manera, he podido llevar una vida como la de Selma: enseño a los niños, salgo a hacer un poco de ejercicio, como un poco de hierba (soy vegetariana, principiante, pero encaminada) y me encantan las tardes de buena conversación con las amigas.

¿Qué más se puede pedir? Podría pedir un poco más de tiempo, para escribir más, leer más y platicar más... Lo malo es que no soy la única que pide. Tal parece que los tiempos, la vida, la reforma educativa, la ciudad, las distancias, las nuevas generaciones, nos traen metidos en una especie de rally, de-esos-en-los-que-corres-y-mal-llegas-a-un-lado-realizas-una-tarea-te-dan-una-pista-peleas-con-tu-equipo-toman-aire-corren-pa-lo-que-sigue-se-contentan-malsiguen-etcétera-etcétera...

Uf... así me siento a veces, y justo cuando comienzo a agarrar ritmo, de la mano de mi modelo literario: ¡HORARIO DE VERANO!

¡Que para ahorrar energía! (¡¡¡¿¿¿???!!!), o algo así (aquí pido disculpas a quienes están muy letrados y convencidos de este asunto, aclarando que sólo son disculpas, no estoy pidiendo explicaciones. Ya me lo han explicado varias veces, y sigo sin comprender...).

Y recuerdo a Momo. Y a los hombres grises. Y los veo fumándose toda esa energía, nuestra energía.  Para mí, no hay desperdicio de luz; más bien, desperdicio de parques. Los niños juegan menos tiempo porque, aunque sea la hora en que siempre han jugado, no los dejan salir porque hace mucho sol, y cuando el clima ya está al gusto de las madres, es hora de cenar y/o acostarse...


Tal vez sea Selma, mi Selma, que se resiste a ahorrar tiempo en lugar de bien-gastarlo. Y piensa seguir leyendo, paseando, platicando y escribiendo (sí, todo en gerundio), aunque ahora tendrá que hacerlo desmañanada y desvelada...


Tal vez soy sólo yo, tal vez es una cuestión mental, porque el tiempo es el tiempo y su medición es invento humano...


De cualquier forma, pienso que el horario de verano es obra de aquellos hombres grises. Y de nadie más...



domingo, 30 de marzo de 2014

Tómbola dominical

¡Ah, qué rico es darse tiempo! Para descansar, dormir, pasear, ver videos... y con la mente libre de tantos debes, abandonarse sin reproches al desquehacer dominical...

Noto que el asunto del desquehacer va realmente en serio cuando me encuentro felizmente ante un video de Marisol: La vida es una tómbola, canta; tom tom tómbola, coreo con ella. Bailaría también, pero este sillón es demasiado cómodo; ella no se siente agraviada, y sigue, jovencita, delgadita, cantando su buena suerte.

¡Oh, qué tiempos aquellos! A decir verdad, nuestras reuniones juveniles no consistían en bailar y cantar al estilo Marisol, pero sí se sentía ese alegre desenfado, esas ganas de andar compre y compre boletos para ver lo que la suerte nos traería...

Y veo que jugar a la tómbola no es exclusivo de adolescentes, ahora el aparecido es Miguel Bosé, un poco mayorcito como para andar cantando el tom tom tómbola. Pero no importa, es Bosé, y se puede dar ese lujo, con ese traje y ese estilo que bien podrían hacerme abandonar el sillón...

Como Bosé ya viene acompañado, navego por las opciones del buscador, me divierto con las diferentes versiones, y hasta descubro una incómoda interpretación de Tom Hanks.

Y como mi cabecita sigue sin pendiente alguno, divago sobre la comodidad-incomodidad, y lo apropiado-inapropiado de vagar por esta vida al ritmo de la tom tom tómbola. Me visualizo con mis grupos de amistades cantando y bailando al estilo Marisol...

Y no. No parece apropiado, es más, escapo de la visualización porque mis cantantes y bailarines, en el mejor de los casos, se revuelcan de risa en los sillones y ahí siguen, por más que canto y danzo. Y para coronar el mal momento imaginario, parece que asigné los instrumentos de aliento a las más desafinadas (o será que por la risa no dan una)...

Y no. No parece cómodo querer hacer fiesta y no ser secundada...

Mmm... Por lo visto, tendré que cambiar de amistades...

O de video...

De cualquier modo, ¡que tengan feliz domingo!



viernes, 14 de marzo de 2014

Quién fuera vaca...

En una reunión de amigas, aunque  no me explico cómo llegamos a ese tema (bueno, sí, somos algo dispersas...), conversamos sobre "La vaca que se creía mariposa".

 Bueno, en realidad el tema era...

Ups, no lo recuerdo...

Es que hablamos de taaantas cosas...

En fin, hablamos de un autor llamado Emilio Lome y de un cuento "muy bonito" titulado La vaca que se creía mariposa. Sirviéndonos de las bondades de la tecnología (y que conste que no somos de las que conversamos con la mirada perdida en la pantalla del celular y/o el ipad. En serio...), dimos con el cuento y lo leímos gozosamente en voz alta.

¡Ah, qué delicia de cuento! O de poema, es una narración en verso sobre una vaca que amaneció creyéndose mariposa (como dice el título, pues). Pienso que gran parte de la deliciosidad del momento se debió a la imagen que transmite. A medida que avanzábamos en la lectura, claramente veía a la vaca haciendo desfiguro y medio volando de flor en flor... los vecinos, todos enojados, pero así como en las caricaturas... y al doctor, que hasta imaginé con lentes de fondo de botella...

Esas son las maravillas de una buena narración, y de unas buenas lectoras, porque nosotras también nos involucramos en la historia: festejamos las alas y antenas, nos dolió la caída, nos preocupamos por ella (lamentamos terriblemente esa terapia mata-sueños); hasta nos brillaron los ojitos cuando, durante el festejo, pasaron las tres mariposas volando...

Y al final... ¿cómo lo explico? una exclamación general, de gusto, ternura, satisfacción, como ver un cachorrito... Con el debido aplauso final y brindis por el autor (bueno, esto último no sucedió... hubiera estado bueno...)

Nos dejó tan buen sabor de boca, que a los pocos días, con otras amigas (las que faltaron a la reunión), leímos de nueva cuenta...

Hace una semana de eso. Y yo sigo volando, probablemente más vaca que mariposa, pero contenta, porque leí una buena historia..

https://soundcloud.com/la-lechuza-desvelada/la-vaca-que-se-crei-a-mariposa

sábado, 8 de marzo de 2014

Olivia y yo

Día de la mujer.

Llevo varios días pensando- viendo- buscando algún video emotivo, edificante y alusivo. Y me encuentro a Olivia Newton-John.

Ahí está ella: todavía dulce, femenina,  bonita, delicada; y sigue cantando con esa voz linda-linda y melosa, como deshojando margaritas descalzamente sobre pétalos de rosas.

Mmm, no...
Muy linda, pero no...
Bueno, puedo hacer una pausa en mi búsqueda...
Por los buenos tiempos...

Y ahí sigo, con Olivia, evocando, sonriendo, cantando (mentalmente, para no romper el momento)...

Pero el gusanito del "deber" comienza a dar lata.
¡Ey, la búsqueda!
Psss, el video...
¡La mujer!
Y me da la lista, como si fuéramos al mandado: Fuerte, pensante, luchona, valiente, independiente, irreverente y revolucionaria (¡no, esa canción no la voy a poner! Ni pensarlo...)

Y yo, con cada interrupción, reiniciaba el video.

Así duré un buen rato, en ese estira y afloja. Y Olivia, modesta,  seguía cantando, honestamente cantando.

"I'm not trying to make you feel uncomfortable".
(No Olivia, al contrario, el incómodo es aquel, que no deja escuchar a gusto...)

"I'm not trying to make you anything at all"
(Y eso es lo que te hace encantadora. En cambio aquel, muele y muele, que la mujer fuerte, que no te distraigas...)
(¡Chu, chú, deje escuchar!)

"But this feeling doesn't come along every day"

"And you souldn't blow the chance, when you've got the chance to say
I love you"

Elevada como estoy, regreso un poco el video para volver a escuchar esas palabras en voz de Olivia. Las siento. Las disfruto. Me las quedo. Y dejo de buscar.

Olivia tiene razón. Ese sentimiento no viene todos los días. Y yo que me quiero salir de él, para seguir lineamientos establecidos no se por quien (bueno, sí, es mi cabeza, que dice que así debe ser).

Ya  vi el video de aquella mujer-leona que hace mudanza.

Y el de Shania, con sus chicos guapos.

Aunque sigo orgullosa de la mujer independiente, guapa y divertida, este año me quedo con Olivia. Y con ella celebro la sencillez, la simpleza... y las oportunidades. Sobre todo las oportunidades.

De estar en mayor contacto conmigo misma
De escuchar lo que viene del corazón, dejarlo que se exprese tal como es...
De disfrutar y consentir a mi gente
De acompañar y respetar los tiempos y momentos de cada uno y seguir queriéndolos aunque no coincidan con los míos
Y sentirme cómoda en el proceso (todavía soy de las que nombran cursilerías a todas estas cosas).

Ah, y tal vez me regale unos aretes como los que trae Olivia en el video. ¡Me encantaron!

¡Feliz día de la mujer a todas!

http://youtu.be/Xp5JWJfIYkg